lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Por qué siempre a mí?

Mis aventuras con la bici no tienen fin.

Que si me compro una bici cochambrosa que tengo que arreglar en plan Bricomanía, que si en Boxmeer me destrozan la segunda bici en plan karate kid, que si aparco la cochambrosa en la estación central y me olvido la llave en el cepo, ahora va y la rueda se desinfla y le dar por bailar alrededor del eje (como si fuera una barra americana)...

En fin, un no parar.

Pues para seguir en mi línea, el viernes llego a la estación, pongo mi llave en el cepo, lo abro, cojo la otra llave, abro la cadena que pongo siempre uniendo el cuadro al párking... y tiro de la bici. Y tiro de la bici. Y tiro de la bici. Y la jodía que no sale. Y vuelvo a tirar, se habrá enganchado con la de al lado. Hasta que miro y, "¡¡¡serán hijos de putaaa!!!", me han metido una cadena en la rueda delantera atándola a la barra del aparcamiento.

Jurando en arameo vuelvo a encadenar mi bici y me voy caminando a la oficina.

Pero serán cabronazos estos tulipanes de mierda, a ver para qué me ponen una cadena para que no pueda sacar mi bici, ¿para robarla o simplemente por joder? Conociendo el carácter holandés al respecto de las bicicletas, me inclino por lo segundo.

Así que a ver a los de mantenimiento de la empresa a ver si tienen algo para cortar cadenas. El señor se apiadó de mi tras contarle la historia y me prometió que hoy traería una de esas tenazas de cortar metal.

Y hoy, ahí estaba encima de su mesa :) Me han llevado a la estación, he usado mis llaves para demostrar que sí, que la bici es mía, que no la quiero mangar. Y han liberado a Willy (ale, ya le puse nombre a la bici, después de 2 años), la hemos metido en la parte de atrás de la furgoneta y para la oficina de vuelta. Jo, qué emoción me ha dado de lo majos que han sido conmigo en Facilities. ¡¡¡Si hasta saben mi nombre!!!

Bueno, ahora toca esperar a la próxima sorpresa...

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